lunes, 21 de marzo de 2011

147. Si fueras vos el que vinieras...

Sí. Si fueras vos, Oscar Romero, no tendríamos que preocuparnos por "sanear" la ruta hacia el centro histórico, porque tal vez caminarías para salir a comprar el periódico a la esquina o visitar a un amigo que se encuentra enfermo u ocuparías la ruta que pasaba enfrente de la Iglesia.

Si fueras vos el que viniera no sería necesario preguntarle a los secretarios cómo redactar correctamente frases en otro idioma para celebrar tu llegada porque tus bienvenidas siempre fueron con pocas palabras pero con calor humano y campesino cuando te acercabas a las comunidades, tampoco te pusieron palmas y mantos en la entrada, ni ibas montando en un burro porque no era necesario, bastaba tu presencia y todo era una fiesta.

Si fueras vos el que viniera no habría que prepararte un cuarto de hotel con comida a la carta porque siempre entendiste que comer también es un verbo (no excluyente) y que debe practicarse mordiendo el pan y la tortilla sin cubiertos, compartido.

Tal vez saldrías menos por los canales de televisión y todavía sólo pasaran tus homilías por la radio porque no es tolerable que un curita hable de dignidad humana, de intolerancia a la violencia, de protección al medio ambiente, crueldades e injusticias, denuncias y mucho menos que se le ocurra darle una orden a alguien superior, ¿cómo podrían televisarte para que te vieran en el extranjero?¿Qué contarías de nosotros al visitar Roma?¿que hablarías de todas las noticias nacionales?

A vos habría que llevarte a ver a Ellacuría, Baró, y a los demás allá a la Universidad, o empezar el recorrido para llorar a todos los que ya no viste desaparecer, irte a dar una vuelta por la colonia Málaga para que te fijés un poquito donde murieron las personas en un bus por nuestros mal administrados sistemas de alcantarillados y ordenamiento territorial o pasar un ratito a ver el monumento del Mozote, o que te cuenten la historia del Sumpul para que llores de indignación por todos los que te siguieron tan mártires como vos, tan inocentes. O tal vez bastaría con que veas los nombres de todos los desaparecidos que están escritos en el monumento del parque Cuzcatlán y quién sabe si a lo mejor te encontrás con el nombre alguien conocido.

Si fueras vos el que viniera no sería necesario tanto repello y maquillaje para borrar la historia de guerra civil y terremotos, de hambre y de comunidades que viven en la misma miseria en la que las dejaste hace tantos años. Si vinieras vos vendría de nuevo el Evangelio convertido en pan para saciar el hambre, para creer que Dios se volvió hacia su pueblo para hacerle creer que su Reino no se encuentra cruzando la frontera.

Ojalá fueras vos Romero, ojalá fueras vos para poder esperarte de pie por donde vas a pasar para poder abrazarte y recibirte con el corazón como bandera.

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Yami Flores