El 22 de enero pasado se conmemoró el 78 aniversario de la insurrección popular e indígena en el occidente del país, la cual fue brutalmente reprimida por la dictadura encabezada por Maximiliano Hernández Martínez.
Lo que estaba pasando antes de 1932
En 1929 se produjo una crisis en Estados Unidos, Japón y los países de Europa, donde El Salvador vendía casi todo el café que exportaba. El café era la base de la economía nacional. Esta crisis hizo que bajaran la demanda y los precios del café, afectando así a la economía nacional, que dependía de la exportación del café que cortaban los pobres para beneficio de un grupito de ricos. Crecieron el desempleo, el hambre y el descontento popular.
En 1930, Farabundo Martí y otros dirigentes crearon el Partido Comunista de El Salvador (PCS) para conducir las luchas populares. El 2 de diciembre de 1931, la oligarquía y los militares derrocaron el Gobierno de Arturo Araujo y
pusieron en el poder al general Maximiliano Hernández Martínez,para que reprimiera al pueblo.
La masacre de 1932
En enero de 1932, hubo elecciones municipales y el PCS ganó en varios municipios, pero los militares anularon los resultados. Esto provocó más descontento popular. Los militares aumentaron la represión y el 19 de enero capturaron a Farabundo Martí y otros dirigentes. Como había tropas de varios cuarteles comprometidas con el movimiento popular y la insurrección que se avecinaba, el gobierno decretó el Estado de Sitio el 20 de enero.
A pesar de todo esto, el 22 de enero de 1932 se inició la insurrección popular. Aunque el PCS estaba neutralizado en la capital, el levantamiento tomó fuerza en el occidente del país, dirigido por líderes indígenas y campesinos, como Feliciano Ama, en Izalco, y Francisco Sánchez en Juayúa.
También hubo levantamientos en Colón, Armenia, Nahuizalco, Tacuba, Ahuachapán y Santa Tecla. El levantamiento fue plastado por el general Martínez, quien desató una represión cruel y salvaje, causando la muerte de miles de personas, en su mayoría indígenas y campesinos, entre ellos Feliciano Ama y Francisco Sánchez. Pocos días después el Gobierno fusiló a Farabundo Martí.
Las lecciones de la maestra historia Sobre estos hechos se corrió el manto del silencio y la impunidad. Nunca se investigó ni se juzgó a nadie. Al contrario, la “historia oficial” decía que el general Martínez “salvó a la patria de las garras del comunismo”. Pero en los años setenta y ochenta el pueblo se organizó y se levantó contra la injusticia. Los ricos y los militares respondieron otra vez masacrando al pueblo, pero no pudieron impedir que la guerra popular aniquilara la dictadura militar. Si no hay justicia, si las cosas en nuestro país no cambian a favor de la mayoría pobre, el pueblo se levantará otra vez. No lo decimos nosotros, lo dice la historia, que es sabia y maestra.
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:: Equipo Maíz, La página de Maiz, 22 de enero de 2007.
http://www.equipomaiz.org.sv/images/PagsPDF/Pag132.pdf
Lo que estaba pasando antes de 1932
En 1929 se produjo una crisis en Estados Unidos, Japón y los países de Europa, donde El Salvador vendía casi todo el café que exportaba. El café era la base de la economía nacional. Esta crisis hizo que bajaran la demanda y los precios del café, afectando así a la economía nacional, que dependía de la exportación del café que cortaban los pobres para beneficio de un grupito de ricos. Crecieron el desempleo, el hambre y el descontento popular.
En 1930, Farabundo Martí y otros dirigentes crearon el Partido Comunista de El Salvador (PCS) para conducir las luchas populares. El 2 de diciembre de 1931, la oligarquía y los militares derrocaron el Gobierno de Arturo Araujo y
pusieron en el poder al general Maximiliano Hernández Martínez,para que reprimiera al pueblo.
La masacre de 1932
En enero de 1932, hubo elecciones municipales y el PCS ganó en varios municipios, pero los militares anularon los resultados. Esto provocó más descontento popular. Los militares aumentaron la represión y el 19 de enero capturaron a Farabundo Martí y otros dirigentes. Como había tropas de varios cuarteles comprometidas con el movimiento popular y la insurrección que se avecinaba, el gobierno decretó el Estado de Sitio el 20 de enero.
A pesar de todo esto, el 22 de enero de 1932 se inició la insurrección popular. Aunque el PCS estaba neutralizado en la capital, el levantamiento tomó fuerza en el occidente del país, dirigido por líderes indígenas y campesinos, como Feliciano Ama, en Izalco, y Francisco Sánchez en Juayúa.
También hubo levantamientos en Colón, Armenia, Nahuizalco, Tacuba, Ahuachapán y Santa Tecla. El levantamiento fue plastado por el general Martínez, quien desató una represión cruel y salvaje, causando la muerte de miles de personas, en su mayoría indígenas y campesinos, entre ellos Feliciano Ama y Francisco Sánchez. Pocos días después el Gobierno fusiló a Farabundo Martí.
Las lecciones de la maestra historia Sobre estos hechos se corrió el manto del silencio y la impunidad. Nunca se investigó ni se juzgó a nadie. Al contrario, la “historia oficial” decía que el general Martínez “salvó a la patria de las garras del comunismo”. Pero en los años setenta y ochenta el pueblo se organizó y se levantó contra la injusticia. Los ricos y los militares respondieron otra vez masacrando al pueblo, pero no pudieron impedir que la guerra popular aniquilara la dictadura militar. Si no hay justicia, si las cosas en nuestro país no cambian a favor de la mayoría pobre, el pueblo se levantará otra vez. No lo decimos nosotros, lo dice la historia, que es sabia y maestra.
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:: Equipo Maíz, La página de Maiz, 22 de enero de 2007.
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