Había un paísito donde la muerte era el milagro de cada día, siempre se daba la multiplicación de la divina providencia, que era sabia y buena, compasiva y parcial, para que alcanzara a todos, sobre todo a los más necesitados.


Mientras tanto, trece personas morían ese mismo día de causas no naturales y tres más decidían quitarse la vida, claro está que no puede generarse ninguna condolencia al respecto porque el corazón, esa cajita de sentimientos del hombre, no puede compadecerse de una especie que mata a sus congéneres ni por situaciones que pasan todos los días. Lo cotidiano simplemente no conmueve.
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:: Yami Flores.
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:: Yami Flores.
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