Es tiempo de Elecciones, tiempo en que nuestra razón nos indica que hay muchos problemas en nuestro país que queremos se resuelvan, pero seguramente, ese desfile de banderas, ciudades tapizadas por consignas y conciencias disfrazadas de colores, jamás nos dará la solución de lo que queremos sea diferente.
Una casa encuestadora preguntaba hace unos días: ¿Que partido político tiene mayores posibilidades de resolver la situación económica de El Salvador? La mayor parte de la población coincidió en una sola respuesta, lastimosamente no hay un Partido denominado: "Ninguno". [1]
Entonces ya no tiene sentido preguntarnos ¿A quien le daré mi voto?, sino ¿Por quien voy a votar? ¡Que parece ser lo mismo, pero no lo es!
Hasta donde es verídica la expresión del diputado Héctor Dada en uno de sus spots, cuando afirma: "Creeme, tu voto es útil", sin embargo, resulta que ha sido la única frase de un político que he aceptado adoptar como cierta.
Entre tantas promesas, entre tanta violencia, entre campaña sucia y negativa, resulta que una de las más profundas equivocaciones que podemos cometer, es no participar en la elección de alcaldes, diputados y presidente, esto es por dos motivos.
Uno, la falta de participación democrática del pueblo significa la elección a favor de aquella "mayoría" que no está realmente convencida, sino mentalmente engañada.
Y dos, no podemos darnos el lujo de subestimar uno de nuestros derechos, a pesar del precario sistema electoral que solo adorna nuestras garantías constitucionales.
Esperemos que esta vez, nuesta razón no se llene de miedo y frases pre fabricadas por las empresas publicitarias.
No vayamos a las urnas, simplemente, por darle el voto a una persona, sino pensando en defender nuestro derecho. ¿Por quien voy a votar? ¡Por mí, por mi derecho! Que esta vez asumamos nuestra elección a raiz de experiencias pasadas y esperanzas a futuro, sin tener que pensar a quien le daremos nuestro voto, sino que al votar lo hacemos porque es nuestro derecho, y que en ningún momento debe ser arrebatado.
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davidpacas@hotmail.com
Entre tantas promesas, entre tanta violencia, entre campaña sucia y negativa, resulta que una de las más profundas equivocaciones que podemos cometer, es no participar en la elección de alcaldes, diputados y presidente, esto es por dos motivos.
Uno, la falta de participación democrática del pueblo significa la elección a favor de aquella "mayoría" que no está realmente convencida, sino mentalmente engañada.
Y dos, no podemos darnos el lujo de subestimar uno de nuestros derechos, a pesar del precario sistema electoral que solo adorna nuestras garantías constitucionales.
Esperemos que esta vez, nuesta razón no se llene de miedo y frases pre fabricadas por las empresas publicitarias.
No vayamos a las urnas, simplemente, por darle el voto a una persona, sino pensando en defender nuestro derecho. ¿Por quien voy a votar? ¡Por mí, por mi derecho! Que esta vez asumamos nuestra elección a raiz de experiencias pasadas y esperanzas a futuro, sin tener que pensar a quien le daremos nuestro voto, sino que al votar lo hacemos porque es nuestro derecho, y que en ningún momento debe ser arrebatado.
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