martes, 21 de julio de 2009

075. Orgullosa de ser mujer

Entre las páginas semiborradas de la historia de nuestro país se encuentra la de Prudencia Ayala. Provenía de una familia de origen indígena, comenzó sus estudios primarios los cuales nunca pudo concluir debido a la falta de recursos económicos en su familia, por lo que desarrolló una formación autodidacta. Aprendió el oficio de costurera y lo ejerció paralelo a sus futuras actividades.[1]

Nunca sobresalía por su glamour, por su maquillaje o por posar medio desnuda en vallas publicitarias, tampoco aprovechaba “sus encantos” para ser escuchada. Sin embargo, logró llamar la atención y se ganó el respeto de muchas personas, impuso autoridad y admiración en tantas otras y para algunas también fue fuente de inspiración para dar sus propios pasos.

En 1919 fue encarcelada por criticar en una de sus columnas, al alcalde de Atiquizaya y luego, en Guatemala, fue encarcelada varios meses por acusaciones de colaborar con la planificación de un golpe de Estado. Fundó y dirigió el periódico Redención femenina, donde expresó su postura en defensa de los derechos ciudadanos de las mujeres.[1]

En 1930, intentó postularse como candidata a la Presidencia de la República, a pesar de que la Legislación Salvadoreña no reconocía el derecho al sufragio femenino. Su plataforma de gobierno incluía el apoyo a los sindicatos, la honradez y transparencia en la administración pública, la limitación de la distribución y consumo del aguardiente, el respeto por la libertad de cultos y el reconocimiento de los "hijos ilegítimos" (hijos fuera del matrimonio). Uno de los defensores de su candidatura fue Alberto Masferrer.[1]

Finalmente, su solicitud, fue rechazada por la Corte Suprema de Justicia, pero el debate que siguió a su intento de postulación, dio impulso al movimiento femenino que permitió que en la Constitución de 1950, bajo la aprobación del presidente Óscar Osorio, se diera reconocimiento legal a los derechos de la mujer en El Salvador y gracias a eso nuestro voto es tomado en cuenta, condición de habernos regalado un derecho y un deber.[1]

Toda mujer sabe que el límite de sus sueños es despertar. No importa con qué violencia nos golpee la crudeza de la desigualdad debido al machismo que rige nuestros países latinoamericanos. Prudencia es un ejemplo de sentirse orgullosa de ser mujer y de saber que las peores barreras son las que se pone la misma persona que pretende vencerlas.

Prudencia Ayala murió en el 11 de julio de 1936 cerca del trabajo de masas y movimientos sociales. En el centro de San Salvador, cerca de la Catedral Metropolitana, se encuentra una plaza de pequeño tamaño con el nombre de Ayala. En el sitio hay una placa que reza:

Prudencia Ayala, salvadoreña de sangre indígena, precursora de la lucha por los derechos humanos de la mujer.[1]

A pesar de las condiciones de desigualdad, explotación laboral, feminicidios, discriminación, acoso sexual, poca libertad para desempeñarse en el ámbito político y a pesar de encontrarse siempre como minoría entre los esfuerzos por el progreso de los países, vale la pena recordar que una sola persona logra hacer un cambio real con sus iniciativas que involucran luego a cientos de ideas y manos para construir mejores condiciones para la mujer, una sociedad más equitativa y un desarrollo real para las naciones.

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:: Yami Flores.
[1]
http://es.wikipedia.org/wiki/Prudencia_Ayala

1 comentario:

Anónimo dijo...

en lo personal desconocía la vida de esta gran mujer, es un ejemplo para los indigenas, las mujeres, y los salvadoreños en general.. que buen articulo