Las crisis financieras suponen el crack o quiebre del orden establecido tácitamente por el mercado capitalista. Estos fenómenos suelen darse cuando los diferentes sistemas financieros actúan de tal manera que hacen que los bonos, las acciones y las elementos financieros de las empresas o de los organismos bancarios pierdan su valor entrando así en crisis. El elemento más complicado de las crisis financieras no son las causas sino las consecuencias que son, por lo general, muy difíciles de controlary de contener.
En este sentido, las consecuencias de una crisis financiera además de la pérdida de valor de las acciones o elementos de una empresa, son las corridas y los pánicos que generan mayores debilitamientos al sistema a partir de que los diferentes actores cambíanos retiran sus capitales de las Bolsas, suben las tasas de intereses y se pierde la confiabilidad en términos generales.
Las crisis financieras son siempre muy duras a nivel social también ya que sus consecuencias pueden observarse tanto a corto como a largo plazo en fenómenos tales como el desempleo, la inflación, la suba de los intereses y de los valores de los créditos hipotecarios, la recesión general, la miseria y la pobreza. Algunas de las crisis más fuertes del capitalismo, como lo fue la crisis de 1929, generan muchas complicaciones no sólo a nivel económico si no también a nivel del reordenamiento social.
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