Las organizaciones entienden que su intencionalidad política no consiste en "tomar el poder", sino en construir poder desde todos los espacios sociales, entendido éste como proyecto alternativo y articulación colectiva, como capacidad para gestar y desarrollar proyectos viables que se consideren legítimos en función de sus ideales y principios, de generar nuevos esquemas de participación y organización que fortalezcan la capacidad de la población para enfrentar eficazmente sus problemas, a la vez que interiorizan nuevos marcos valorativos y modos de representarse la sociedad.
Como se ha hecho evidente en ciertas coyunturas, la población que recibe una influencia permanente de las organizaciones y de sus proyectos tiende a estar más dispuesta a la organización y a la movilización en defensa de sus derechos o frente a las injusticias o arbitrariedades de otros actores sociales e institucionales. Esta politización de la población posibilita la democratización de la vida social y política, ya no sólo del barrio y la localidad, sino de la ciudad y del país.
En la medida en que los miembros activos de las organizaciones y colaboradores o colaboradoras permanentes van interiorizando estos valores e ideologías, asimismo van asumiendo roles y compromisos mayores dentro de los programas y proyectos, participan en la toma de decisiones y en las acciones de movilización, van generando un nuevo sentido de pertenencia en torno a la organización misma, a su campo de acción (ser educador o educadora popular o trabajador cultural, por ejemplo) o al cuerpo doctrinario en el que se inscribe la organización (iglesia de los pobres, educación popular).
Estas emergentes identificaciones políticas se van fortaleciendo o debilitando en la medida en que el sujeto haga presencia o participe en los espacios rutinarios de la organización, de sus referentes simbólicos, de sus discursos, de sus celebraciones y liturgias colectivas, tales como la marcha del Día de los trabajadores.
Esta afectación de la subjetividad política colectiva e individual (conciencia, cultura e identidad políticas), posibilita la emergencia de sujetos políticos de cambio, capaces de generar y sostener proyectos y acciones orientados por utopías viables. En fin, construcción de poder, construcción de proyecto y construcción de sujetos, son tres aspectos del mismo proceso de hacer política desde las organizaciones populares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario