Afganistán es un país del centro del continente asiático, con más de 652 mil kilómetros cuadrados (32 veces más grande que El Salvador) y una población de 29 millones de habitantes(1). Posee importantes reservas de gas natural, explotadas por empresas estadounidenses desde hace 10 años. Su economía está basada en la agricultura, pero después de la invasión se convirtió en el principal proveedor ilegal de opio en el mundo. El opio es una droga fuerte, extraída de la adormidera o amapola.
¿Qué sucede en Afganistán?
Ese país fue invadido militarmente el 7 de octubre del 2001 por tropas imperialistas de Estados Unidos e Inglaterra, porque, supuestamente, un grupo terrorista dirigido por Bin Laden había derribado las "torres gemelas" en Nueva York durante los famosos atentados del 11 de septiembre de 2001.
Pero hay investigaciones científicas que prueban que los atentados contra las torres fueron realizados por orga nismos de inteligenciade los propios Estados Unidos(2).
Sin embargo, el gobierno norteamericano culpó del hecho al grupo de Bin Laden e invadió a Afganistán con 60,000 efectivos militares. El Presidente en ese entonces, George Bush, anunció que el castigo a Afganistán duraría días o semanas.
Pero van 10 años de guerra y a pesar de toda su potencia militar, los invasores retroceden: la resistencia del pueblo afgano ha ocasionado 2,700 bajas a las tropas invasoras y las tiene acorraladas en la capital desde hace 2 años.
El gobierno de Estados Unidos y sus aliados no invadieron a Afganistán para capturar terroristas, sino para saquear los recursos naturales de ese país. Lo mismo hicieron con Iraq, donde se metieron para apropiarse del petróleo, donde están empantanados en una guerra que ya lleva ocho años.
Y la historia se repite ahora en Libia, donde Estados Unidos y algunas potencias imperialistas de Europa buscan apoderarse del petróleo, del oro y de otros recursos de ese país africano.
El gobierno salvadoreño hace mal al enviar tropas a Afganistán. Ese conflicto no es del pueblo salvadoreño, es una guerra de rapiña de Estados Unidos y de otras potencias capitalistas.
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