Otros puntos que se ocultan
En el caso se omite un actor importante: los Estados Unidos. Fue el gobierno de ese país quien creó, armó, entrenó y asesoró durante toda la guerra a los batallones contrainsurgentes que cometieron horrendas masacres contra comunidades enteras.
El batallón Atlacatl es tenebrosamente recordado no solo por la masacre en la UCA sino también por la de El Mozote, en diciembre de 1981. Hay 227 masacres3 registradas contra la población civil realizadas por la Fuerza Armada.
Tampoco se mencionan los otros miles de asesinatos ejecutados por paramilitares y Escuadrones de la Muerte, financiados por encopetadas figuras de la gran empresa privada, agrupada en la ANEP, hoy convertida en abogada de los exmilitares.
Debe haber juicio y castigo en este caso y en todos los demás crímenes cometidos por la Fuerza Armada, los cuerpos de seguridad y los Escuadrones de la Muerte. La derecha no debe jugar, como es su costumbre, con el anhelo de justicia del pueblo.
Las víctimas y los verdugos
El 16 de noviembre de 1989, en las instalaciones de la UCA, fueron asesinados 6 sacerdotes Jesuitas -5 de origen español- y sus 2 trabajadoras, por 30 miembros del batallón "Atlacatl"1, en el marco de una ofensiva guerrillera iniciada el 11 de noviembre de ese año.
En mayo pasado, tras dos años de juicio, la Audiencia Nacional de España encontró responsables del asesinato a 20 exmilitares de la Fuerza Armada de El Salvador2 y el 4 de agosto, la justicia española ordenó la captura de 5 altos oficiales como autores intelectuales de la masacre:
La orden de captura también incluye a los autores materiales, miembros del batallón Atlacatl: los tenientes José Ricardo Espinoza y Gonzalo Guevara Cerritos; los sargentos Antonio Ramiro Avalos y Tomás Zárpate Castillo; y el soldado Óscar Mariano Amaya Grimaldi.
El 7 de agosto, los acusados se refugiaron en la Brigada Especial de Seguridad Militar.
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