Los Obispos de El Salvador sentimos la obligación de decir una palabra iluminadora cuando comenzaba la campaña electoral. Fue una palabra que recibió una acogida favorable. Ahora que la campaña llegando a su fin, nuevamente se eleva la voz de la Iglesia –de la Iglesia Arquidiocesana– para hablar, no de los candidatos, ni de los programas de gobierno, sino de lo que significa votar según la conciencia.
El mensaje de la conferencia episcopal de El Salvador habla de esto cuando explica que el voto es secreto y que, por tanto, “debe decidirse en lo intimo de la conciencia”.
E inmediatamente después añade: “El cristiano que acude a las urnas con una conciencia bien formada, es decir con una clara noción del bien y el mal, emitirá su voto a la luz de su fe y de acuerdo a sanos criterios humanos”. En otras palabras, el voto debe decidirse en la presencia de Dios, preguntándose que candidatos gobernaran más de acuerdo a la voluntad divina.
Luego los obispos salvadoreños explican que el voto es, asimismo, libre. Si, libre de toda coacción porque solo Dios es el juez Supremo de todas nuestras acciones. Para concluir que el voto debe emitirse responsablemente.
A este punto me quiero referir al terminar mi reflexión pastoral. Un voto responsable tiene que mirar al futuro. Por eso los Obispos de El Salvador titularon su documento: “VOTAR PENSANDO EN EL FUTURO”.
Pero no se puede construir el futuro que deseamos si se ponen bases frágiles o si estas no asientan sobre la roca firme de los valores que garantizan la sana convivencia ciudadana. Entonces, ¿Cómo se puede votar pensando el el futuro si se apoya a quienes no toman en serio los acuerdos de paz?
¿Cómo se puede votar pensando en el futuro si se pasa por alto quienes son los asesinos de monseñor Romero y quien organizo el complot contra su vida y matarlo? A la luz de la fe no cabe ninguna duda de que el Obispo es el principal representante de Cristo en una diócesis… Y por eso el asesinato de un Obispo es un crimen tan nefasto e infame.
Lo quieran o no la sombra de este crimen sacrílego, persigue a quienes, aún después de catorce años, siguen impenitentes idolatrando al hombre que quiso resolver los problemas de El Salvador a sangre y fuego.
Nosotros ya hemos perdonado, pero no podemos callarlo que la comisión de la verdad comprobó y presento a los ojos del mundo.
Lo decimos una vez más: EL FUTURO DE EL SALVADOR NO SE PUEDE CONSTRUIR EN LA MENTIRA, EN LA PREPOTENCIA, LA CORRUPCIÓN, LA REPRESIÓN, EL ODIO Y LA INJUSTICIA.
El votante que tiene una conciencia rectamente formada sabe que es así.
Que el Divino Salvador nos ayude a todos para que enderecemos los caminos de la patria.
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Homilía Mons. Arturo Rivera Damas S.D.B.,
Arzobispo Metropolitano de San Salvador, 6 de marzo de 1994.
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