es porque es mi obligación
como pastor de un pueblo oprimido y humillado".
Nuestro pueblo no podría sentirse más orgulloso. Es incrible que dentro de este planeta que cada día se esmera por alejarse más de la Justicia, Dios regalara en este diminuto territorio a un auténtico pastor, profeta y mártir.
No dejemos a un lado nuestras armas que Monseñor Romero nos señaló: JUSTICIA, AMOR, LIBERTAD, NO VIOLENCIA, PAZ y VERDAD.
Este día nos recuerda que nuestro pastor Romero, resucita cada día en quienes formamos el pueblo salvadoreño y el pueblo latinoamericano. Vamos hacia adelante, no olvidemos que falta mucho por hacer.
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